¿De qué quieres la caja?

Es, o al menos lo era la última vez que le vi, digno merecedor del título de borracho tradicional.

Su voz aguardentosa, sus andares oscilantes, su aspecto de Gambrinus, sus extraños piropos, sus pases toreros a los coches, y un sinfín de méritos lo acreditaban como tal.

gambrinus

Pero a diferencia del bolinga clásico, este era divertido e ingenioso. Sirva de ejemplo la siguiente situación:

Una mañana de Sábado, el protagonista de nuestra historia regresaba de un noche de parranda, cuando encontró a unos niños jugando con un monopatín. Pidió que le dejasen subir.

Los chavales, deseosos de presenciar un espectáculo cómico, le pasaron la tabla, a la que, sorprendentemente, subió sin problemas. Allí se mantuvo un rato, sin caerse a pesar de sus aspavientos, cuando uno de los chavales le dijo:

– ¡Te vas a matar!, ¡voy a ir llamando a la funeraria a pedir la caja!, ¿la quieres de pino o de qué la quieres?

A lo que el bolinga respondió raudo y veloz, desde encima del monopatín, levantando un dedo como para sentar cátedra:

– ¿La caja?, ¡de botellines!

2 Respuestas a “¿De qué quieres la caja?

  1. Las causas siempre tendrían que ser de botellines…o como mucho de chocolates

  2. Pues lleva razón, ¿para qué amargarnos antes de tiempo?

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