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Extraña muerte

Ya desde el principio la cosa fue alucinante. Los medios comenzaron a homenajear al difunto Suárez 48 horas antes de su defunción. No sé si esto tiene precedentes en la antropología, pero desde luego es como para escribir varios ensayos.

Luego, lo mejor de todo: el contenido y portavoces de los homenajes. Encizañadores profesionales e incluso enemigos personales del expresidente, entre otros, se pusieron de acuerdo para ensalzar sus virtudes de diálogo. Gente que, a menudo, hace gala de despreciar el valor de la palabra, especialmente si procede de bocas ajenas o, ¡Dios nos libre!, se articula en catalán.

Hablamos, no lo olvidemos, de un país en el que hasta el Presidente del Gobierno ha tomado la costumbre de dar ruedas de prensa sin preguntas a través de una pantalla de plasma.

Y para acabar, una guinda en el homenaje a la mejor retórica que ha conocido La Moncloa en los últimos tiempos. Cuando el portavoz de la familia salió del hospital, lógicamente compungido, a comunicar el fallecimiento a los periodistas allí reunidos, se produjo una grotesca avalancha. Los reporteros, rodeándole entre alaridos, siguieron, sorprendentemente, dando voces mientras el hombre hablaba. Cuando acabó de dar la mala noticia, y cuando el espectador está frotándose los ojos de incredulidad ante lo que acaba de presenciar, otro periodista grita algo increíble que me retrotrajo a mis tiempos de la E.S.O: «¿puede repetir?». Si no lo creen, véanlo con sus propios ojos:

Posteriormente, la cola para visitar su capilla ardiente nos dejó algunas frases completamente alucinantes. Como la de la señora que recalcaba que su mayor virtud era «Nunca haber robao, ni ningún escándalo se le conoció». O aquel flipante «Tengo un examen, pero vengo a despedirme del padre de la democracia».

Puesto que parece que está de moda decir disparates totalmente desprovistos de sentido sobre el triste asunto, aquí dejo el mío. Un poema-homenaje que expresa muy bien el sentir de buena parte de la sociedad:

suarez

Confío en que, al menos, mis colegas surrealistas lo entiendan.

El profesor Neira, ¿nueva musa punk?

Para aquellos que no lo sepan, Jesús Neira es un profesor universitario español que el pasado verano saltó a la fama por tratar de defender a una mujer que estaba siendo maltratada por su pareja. Durante la refriega, el profesor sufrió un golpe por la espalda, que le tuvo varios meses en coma y que por poco le cuesta la vida.

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Se vivieron escenas de violencia

Se vivieron escenas de violencia

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Durante su convalecencia, la mujer maltratada fué entrevistada, previo pago de jugosas cantidades, en cierto programa de prensa rosa, donde defendió a su pareja y puso a Neira de vuelta y media «por meterse donde no le llaman». También aprovechó para llamar imbéciles a los entrevistadores (su comentario más acertado de la noche, dicho sea de paso) y, en definitiva, dar un espectáculo a la altura de las circunstancias.

Una vez recuperado el profesor, y para rubricar el alarde de profesionalidad que han demostrado los periodistas rosas y de sucesos a lo largo de toda esta triste historia, se le ha ofrecido trabajo como colaborador en el programa «Espejo público». También se le ha ofrecido, si mal no recuerdo, la dirección del Observatorio de la Mujer de Madrid.

Terminada la introducción, voy a lo mío. Éste señor se ha convertido más que en un personaje público, en un personaje pseudomítico, con tintes casi legendarios. Le dedico, pues, ésta poesía:

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Es como un Aquiles
de la época moderna.
Un macarra «con clase»
¡es el profesor Neira!

Mide más de dos metros,
tiene el lomo plateado.
Aborrece la injusticia
y siempre está cabreado.

De todos nuestros héroes
Neira es el más bizarro.
Mamarrachos a su lado
parecen Cortés y Pizarro.

Sucedió un triste día
que medió en una pelea
para salvar a una moza
de conducta arrabalera.

El profe Neira quedó en coma
veía una luz en la negrura
pero no era el paraíso
¡era la telebasura!

Dios mediante despertó
y descubrió todo el tinglado.
Drama en vivo y por la tele
¡cojonuda se ha liado!

Ahora todos los poderes
quieren estrechar su mano
desde el obispo facha
hasta el rojo campechano.

Encontró un curro fijo
de la forma más extraña.
¡Por llevarse una hostia!
¡Sólo sucede en España!

Toda mi vida entera
a mis padres oí decir:
«Estudia mucho hijo mío,
para labrarte un porvenir».

Pero ahora veo y descubro
que nada de eso es verdad.
Voy a volverme un macarra
y dejaré la facultad.

Buscaré algún enemigo
de la magna democracia.
Le daré un par de hostias
y así a todos caeré en gracia.

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Por cierto, añadiéndole cualquiera de éstos estribillos:

Si el profesor Neira
te quiere intimidar.
No saca un boli rojo
¡saca una recortá!

Cuando el profesor Neira
se pone vacilón
te llama cucaracha
en la televisión.

¡Qué viene el profe Neira
con los puños apretados!
¡Con su mirada vidriosa
y con su cara de palo!


Y titulándola, por ejemplo, Un curro por una curra, obtenemos una canción digna de ser interpretada por los peores grupos punkis del país.

Conste, por cierto, que me parece de puta madre lo que hizo éste señor (no así el tratamiento subsiguiente del asunto por parte de los periodistas). Siempre es bienvenida, en ésta época de ñoñería extrema, una historia de justicieros. Pero ya saben ustedes que soy incapaz de dejar pasar un buen chiste, y toda ésta historia está rodeada, gracias a la infinita profesionalidad de algunos periodistas, de casi tanto surrealismo como dramatismo.

Además, son muchas las críticas feroces e incluso insultos que se han vertido hacia éste buen hombre y…, ¡caray!, al menos la mía está en verso y es de cachondeo.