Ya desde el principio la cosa fue alucinante. Los medios comenzaron a homenajear al difunto Suárez 48 horas antes de su defunción. No sé si esto tiene precedentes en la antropología, pero desde luego es como para escribir varios ensayos.
Luego, lo mejor de todo: el contenido y portavoces de los homenajes. Encizañadores profesionales e incluso enemigos personales del expresidente, entre otros, se pusieron de acuerdo para ensalzar sus virtudes de diálogo. Gente que, a menudo, hace gala de despreciar el valor de la palabra, especialmente si procede de bocas ajenas o, ¡Dios nos libre!, se articula en catalán.
Hablamos, no lo olvidemos, de un país en el que hasta el Presidente del Gobierno ha tomado la costumbre de dar ruedas de prensa sin preguntas a través de una pantalla de plasma.
Y para acabar, una guinda en el homenaje a la mejor retórica que ha conocido La Moncloa en los últimos tiempos. Cuando el portavoz de la familia salió del hospital, lógicamente compungido, a comunicar el fallecimiento a los periodistas allí reunidos, se produjo una grotesca avalancha. Los reporteros, rodeándole entre alaridos, siguieron, sorprendentemente, dando voces mientras el hombre hablaba. Cuando acabó de dar la mala noticia, y cuando el espectador está frotándose los ojos de incredulidad ante lo que acaba de presenciar, otro periodista grita algo increíble que me retrotrajo a mis tiempos de la E.S.O: «¿puede repetir?». Si no lo creen, véanlo con sus propios ojos:
Posteriormente, la cola para visitar su capilla ardiente nos dejó algunas frases completamente alucinantes. Como la de la señora que recalcaba que su mayor virtud era «Nunca haber robao, ni ningún escándalo se le conoció». O aquel flipante «Tengo un examen, pero vengo a despedirme del padre de la democracia».
Puesto que parece que está de moda decir disparates totalmente desprovistos de sentido sobre el triste asunto, aquí dejo el mío. Un poema-homenaje que expresa muy bien el sentir de buena parte de la sociedad:
Confío en que, al menos, mis colegas surrealistas lo entiendan.